Pues sí, habemus alcaldesa. Pero no pasa nada. Es más, desde aquí queremos felicitar a la Excema. Sra. María José Sánchez por su acceso a la alcaldía del Municipio de Albuñol. Como esto va irremediablemente ligado a la reconciliación con su padre, "ex-Alcalde", queremos también darle nuestra más sincera enhorabuena. Y, como no, también queremos felicitarla por volver a unir al PSOE... aunque haya sido haciendo gala de la famosa frase de Groucho "tengo unos principios, si no le gustan tengo otros". En fin, haciendo cuadrado del círculo, con una historia rocambolesca de telón de fondo, y con las sólidas bases de 583 votos que suponen un 17'8 % del total (todo un éxito), Maria José ha cumplido sus objetivos personales (¿cuáles serán los próximos?), y finalmente ha sido coronada tras la consecuente previa abdicación; pasándose por la piedra, eso sí, la integridad ética, la honradez y la honestidad, que por otra parte, pasar por ser algunos de los principios que debieran acompañar al ejercicio de toda actividad política. Sin ello, mal empezamos. Así y todo: enhorabuena.
Queremos darle también la enhorabuena al PIRL, a los rabiteños de hojalata, por demostrar una vez más que se pueden llegar a hacer peor la cosas, y que el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra. No deja de ser curioso que, estos rabiteños de golpes en pecho, hayan malvendido cada uno de los apoyos que recibieron en las pasadas elecciones, y que hayan cedido los votos que les concede la representación del pueblo al que dicen defender, para regalarle la alcaldía a unas personas que tienen a La Rábia hundida en la miseria. Enhorabuena. Aunque por otro lado, como se suele decir en estos casos, ¡que nos quiten lo bailao!.
En verdad, estas cosas vienen pasando desde hace muchos años. Cuentan las leyendas, que ya en la antigua Roma, Nerón llegó a nombrar emperador a uno de sus adorados caballos. Poco después, Roma quedó debastada por un gran incendio. Si en algo se parece nuestro municipio a la Roma del año 64 d.C. es en que se encuentra igualmente debastado, y no precisamente por un incendio (Dios nos libre), sino por la ineficacia y el mal hacer del antiguo emperador. Pocas esperanzas podíamos tener en que la llegada de su hija al timón cambiaría las cosas, porque en efecto, estas cosas quedan muy bonitas sobre el papel, ya que en la realidad, el alcalde va a seguir siendo el mismo. La dictadura continúa.
Donde me hubiera encantado estar es en la celebración. ¿Habrá habido tal?, si la ha habido, ¿dónde habrá sido?, ¿en algún bar-restaurante de Adra?. No importa dónde. Pero ¿quiénes habran estado en dicha celebración?... Hubiera pagado por ver bailando la conga a los mismos que hace no mucho tiempo se pasaban la vida insultándose. Obviamente, todo esto es fruto de mi imaginación, porque con lo poco que queda en la caja, tan poco que no había ni para luces de Navidad, no creo que hayan celebrado nada... aunque con esta dinastía nunca se sabe.
Lo importante de la cuestión es que mientras algunos celebran reconciliaciones y coronaciones, hay un pueblo que está harto de ver cómo sus gobernantes no hacen nada por cuidar y mejorar el municipio. La política de "barrigas agradecidas" ha acabado por pervertir cualquier atisbo de democracia y libertad en nuestro municipio. Y mientras tanto, seguimos hundidos en el atraso, seguimos siendo los últimos de la fila.
Entre los vecinos y vecinas está cundiendo cierta desesperanza, porque ven imposible que la dinastía Sánchez, que el sanchismo, deje de usar nuestro municipio como su coto privado y el ayuntamiento como alcoba. Desde aquí quiero lanzar un mensaje de esperanza. Al fin y al cabo, dentro de un par de años tendremos elecciones municipales, y ganará el partido que obtenga el mayor número de votos. El cambio es posible, y para que llegue sólo necesitamos una cosa: desearlo. Aunque no lo parezca, queda todavía espacio para la honradez y las buenas formas, para la política vista como el medio para mejorar nuestra vida. Es posible quitarnos de encima este manto de basura que inunda nuestros pueblos y la vida política municipal. Es posible volver a esa política en la que todos los vecinos son escuchados. Es posible terminar con este ambiente de crispación que no ayuda en nada a sacarnos del agujero en el que nos encontramos. Porque les guste o no, somos los vecinos y vecinas las que tenemos en nuestra mano la posibilidad para cambiar todo esto, para salir adelante, y para volver al camino de la honestidad, del diálogo, del trabajo, de la ilusión y del buen hacer. Por ello, a todos y todas quienes nos leéis, quiero animaros a que no os entreguéis a la derrota, que tengáis paciencia, y tengáis ilusión por la llegada del cambio, de nuevos tiempos a nuestro Municipio; porque como dice el refrán "no hay mal que cien años dure".
Saludos afectuosos,
Un desterrado cualquiera.
